La Edad Media fue una época de oscurantismo y represión brutal por parte del poder que ejercían tanto los nobles y reyes como la propia Iglesia. El cristianismo se había extendido por toda Europa siglos antes, y a finales de esta época, incluso llegando ya al Renacimiento, el arte empezó a despegar con genios del calibre de Da Vinci o Miguel Angel, mientras que la sociedad seguía sometida a los designios supuestamente divinos. El clero amenazaba a la población hablándoles del diablo y el infierno, y de como el mal podía tratar de seducirles en la forma de las brujas y hechiceros. Para frenar el avance de dichas criaturas demoníacas, a finales del siglo XV se editó en Alemania un libro que estaba llamado a pasar a la historia, por ser tristemente escogido como la base para la persecución de millones de personas en todo el continente.
En una época en la que cualquier cosa fuera de lo normal era vista como un signo maligno, el Malleus Maleficarum se convirtió en un libro de referencia para todo aquel que perseguía el mal y lo diabólico, una especie de enciclopedia en la que se guiaba a cualquiera a entender los caminos del demonio a través de las almas viles de quienes habían pactado con él a cambio de poderes extraordinarios. La caza de brujas que se llevó a cabo en Europa durante los dos siglos siguientes tuvo como base las afirmaciones de este tratado, al que siempre se referían los grandes inquisidores. Todas ellas basadas en falacias y falsos dogmas sometidos siempre a la visión maniquea que la religión cristiana poseía en aquel momento, y que llevó a encarcelar, enjuiciar y ejecutar a miles de personas.
El contenido del Malleus Maleficarum
El libro fue creado como un compendio de saberes para entender el cariz maligno que estaban tomando determinados sucesos en la época. Durante muchos siglos, incluso en la expansión del cristianismo, la dualidad entre Dios y el Diablo no era tan clara. Sin embargo, llegó un momento en la historia de esta religión en la que había que apuntar de una manera mucho más clara hacia la figura de Satanás como el enemigo acérrimo de Dios y del Hombre, el que nos tienta con poderes, riqueza y demás, a cambio de nuestra alma inmortal. El oscurantismo llegó a finales del siglo XV, cuando la Inquisición se hizo fuerte en toda Europa, tanto por parte de los católicos como de los protestantes y calvinistas, que fueron incluso más crueles y expeditivos en sus métodos. A través de los juicios e interrogatorios, estos inquisidores trataban de dirimir si las personas que tenían delante habían pactado con el demonio para tener poderes más allá del entendimiento.
La guía que utilizaban para ello era precisamente el Malleus Maleficarum. En este tratado podemos encontrar fórmulas para saber si una mujer es una bruja, desde lunares en partes del cuerpo determinadas hasta métodos de interrogatorio y tortura que harían hablar incluso al más fuerte. El cometido del libro era servir de guía a los inquisidores para detectar casos de brujería en su entorno y eliminarlos de raíz. Como el lector podrá imaginar, había absolutamente de todo, desde cosechas echadas a perder hasta mujeres que sabían “demasiado” sobre medicina natural y curación a través de plantas. Aquello dio lugar a una situación muy compleja que hizo que la persecución de estas mujeres fuera inevitable.
Sobre sus autores
El Malleus Maleficarum siempre ha sido tenido en cuenta como el mayor tratado sobre brujería de la historia, y sus autores eran auténticos inquisidores que habían conseguido una bula papal para estudiar los casos de brujería que se estaban produciendo supuestamente en toda Europa. Heinrich Kramer y Jakob Sprenger se convirtieron entonces en dos de los hombres más influyentes del continente, cuando su libro fue editado y expandido entre todas las sedes inquisitoriales de Europa. Todavía a día de hoy se discute si el trabajo de Kramer y Sprenger estaba supervisado al detalle por el propio Papa Inocencio VIII o en realidad éste solo había escrito la bula que precedía al volumen para mostrar su propia preocupación por el problema de las brujas en el continente. El caso es que el libro se convirtió en un auténtico best-seller de la época.
Su uso en la persecución, tortura y asesinato de muchas mujeres
Desde la fundación de la Inquisición, en el siglo XII, millones de personas fueron perseguidas a lo largo de todo el continente y más tarde, también en América, acusadas de herejía o brujería. En la mayoría de los casos eran mujeres, desde jóvenes hasta mayores, que tal vez vivían un poco ajenas a la comunidad, y solo por esa razón ya eran señaladas. Cualquier excusa servía para implicar a alguien dentro de esa persecución. Los inquisidores no descansaban hasta dar con las supuestas brujas y apresarlas, para torturarlas. Por ello, muchas de ellas acaban reconociendo que eran brujas, entre terribles dolores. Eso les servía como declaración de culpabilidad, y llevaban a cabo el juicio y la muerte de la chica.
Los números sobre este tema siempre son algo controvertidos, pero parece muy probable que fueron cientos de miles las personas ejecutadas en base a estos procesos, que tomaban las enseñanzas del Malleus Maleficarum como referencia para llevarse a cabo. Cualquier cosa que llamar la atención a los inquisidores podía ser tenida en cuenta para el proceso, y en muchos casos, las pruebas brillaban por su ausencia, basándose solo en la declaración de las propias mujeres bajo tortura. Aquello dejó una marca oscura en todo el continente, y una mancha que la Iglesia todavía hoy está tratando de quitarse de encima, aunque cuesta mucho trabajo.
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